El hecho de compartir en las ciudades existe desde antes de que fuera asociado con la economía. Pero en los últimos años, han tenido lugar una serie de factores que han propiciado que personas que se encuentran en una misma zona compartan más.

El impacto de la tecnología y el progreso de la cultura y las ideologías han inculcado una serie de valores que fomentan el hecho de ser eficientes, lo que da lugar a que la gente se una para aprovechar mejor los recursos disponibles.

La ciudadanía está transformando nuestras ciudades y se está familiarizando conceptos como las ciudades sociales, sostenibles y colaborativas o las ciudades circulares.

Algunas de las ciudades más modernas del mundo han interiorizado las bases de la economía colaborativa. La ciudad más importante del mundo en este aspecto es Seúl, en Corea del Sur.

Desde 2012 se han introducido en la capital surcoreana ayudas especiales para los emprendedores en economía colaborativa y se ha creado una escuela de arranque, donde se enseña a los ciudadanos las bases de este tipo de negocio.

En Europa debemos destacar Amsterdam. La capital holandesa fue la primera ciudad del viejo continente en ser nombrada ciudad colaborativa por ShareNL. Además, el apoyo de los habitantes es muy amplio, ya que el 84% de los ciudadanos de Amsterdam usan este tipo de economía.

Otra ciudad colaborativa europea es Bristol, en Reino Unido. El ayuntamiento de esta ciudad ha creado una moneda propia con el fin de fomentar la economía local y la colaboración entre los ciudadanos.

En Estados Unidos sobresale San Francisco, que fue una de las primeras ciudades en regular el alquiler de vivienda entre particulares, uno de los principales sectores de la economía colaborativa.

Ya en España la ciudad colaborativa más importante es Barcelona, donde destacan las Pop-Ups, que son tiendas y espacios temporales para negocios concretos. La gente alquila de manera puntual espacios para trabajo o reuniones.

Escucha el podcast a continuación:

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