La economía colaborativa entró en Castellón, fundamentalmente, a través de los apartamentos turísticos. Ahí está el caso de Airbnb y otras plataformas similares, que en la provincia acumulan algo más de 13.000 alojamientos y ofrecen prácticamente 70.000 plazas.

Pero en la actualidad el modelo de negocio del sharing, basado en la eliminación de intermediarios y en la comunicación directa entre empresario y consumidor, ya va mucho más allá del turismo y penetra en la vida cotidiana de miles de castellonenses hasta hacerse clave para muchos.

Aunque por la falta de regulación y la informalidad de muchas de sus actividades es difícil valorar el impacto económico que tienen en un determinado territorio empresas como Airbnb, Bla bla car, Wallapop o Uber, expertos como el profesor Juan Ramón Sanchis, de la Universitat de València, cita estudios recientes que afirman que su peso sobre el PIB ya supera el 1% y podría situarse sobre el 1,4%, lo que en el caso de Castellón implica un montante que oscila entre los 150 y los 201 millones de euros. «Y estaremos por encima del 2% en muy pocos años», sostiene. Esto supondría un impacto de 300 millones de euros anuales.

El uso de estas plataformas marca hoy día una ruptura generacional. Mientras están muy difundidas entre los llamados millennials, estas empresas son aún desconocidas para amplios sectores de la población. Pero, como reconoce el propio Sanchis y lo respalda un informe de la Asociación Española de Economía Digital, más de la mitad de la población de Castellón ha utilizado en alguna ocasión los servicios que ofrecen estas compañías.

EL PERIODICO MEDITERRANEO

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